martes, 24 de marzo de 2009

Rinconete y Cortadillo

Yendo por el camino que va de Castilla a Andalucía, dos muchachos vagabundos llamados Rincón y Cortado se encuentran a la puerta de una taberna, donde se presentan y deciden hacerse amigos. Rincón era tramposo y Cortado cortabolsas.
Una vez llegados a la Sevilla, se convierten en mozos de plaza para ir ganando dinero. Cortado le roba la bolsa a un sacristán y otro muchacho, llamado Ganchuelo, que observa la escena, y se apresura a advertirles de que para robar en la plaza de Sevilla es necesario pasar por la aduna del señor Monipodio.
Los dos muchachos son presentados ante Monipodio, el cual los examina y acoge en la cofradía, asignándoles los nombres de Rinconete y Cortadillo y eximiéndoles del noviciado reglamentario.
Mientras tanto, un aguacil llega a pedir la bolsa robada al sacristán, a lo que Cortadillo la entrega, por lo que Monipodio le pone el apelativo de "el bueno". Los muchachos participan después en una cena ofrecida por las mujeres a sus encubridores, interrumpida por la llegada de Cariharta, que viene a dar queja de los malos tratos que recibe del rufián Repolido.
Monipodio promete justicia pero al final Repolido viene arrepentido y Cariharta lo perdona.
Monipodio, después de apaciguar a los contendientes y solucionada una pendencia por la que un caballero se negaba a pagar a la asociación el precio de una cuchillada a un criado en lugar del amo a quien estaba destinada, comienza a designar las tareas de los afiliados. Manda leer a Rinconete unas "Memorias de las cuchilladas que se han de dar esta semana" y un "Memorial de agravios comunes, conviene a saber: redomazos, untos de miera, clavazón de sambenitos y cuernos, matracas, espantos, alborotos y cuchilladas fingidas, publicación de libelos, etc.". Distribuye después las necesarias herramientas y luego de dar su bendición a todos, los deja convocados para el domingo siguiente.

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