Esta obra trata de dos chicos,
Carriazo y Tomas de
Avendaño, los cuales se fueron a vivir una aventura y por el camino oyeron hablar de una fregona que según decían era la más bella. Les picó la
curiosidad por ver como era esa
joven y decidieron ir a verla a la posada del Sevillano, que era donde trabaja.
Avedaño en cuento la vio se enamoró de ella, que resulto llamarse
Constanza. Ambos decidieron quedarse
allí pero cambiaron sus nombres para que no los reconocieran.
Un día el Corregidor fue a la posada para ver como era la
joven porque su hijo estaba enamorado de ella. Allí le
atendió el mesonero, el cual le explico que la dejó allí una señora rica que iba de peregrinación. Esa señora le dejó unos trozos de cadena y medio pergamino, le dijo que algún día vendría alguien con la otra mitad y con el resto de la cadena para llevarse a
Contancia. El corregidor quedó sorprendido y se llevo las
pruebas advirtiendo antes al mesonero que cuando vinieran a buscarla que lo
avisara.
Al día siguiente, entraron a la posada dos ancianos acompañados de cuatro caballeros y al ver a
Constanza se dijeron que ya habían encontrado lo que buscaban. Uno de esos caballeros era don Juan de
Avendaño, el padre de
Avendaño, y otro era don Diego de
Carriazo, el padre de
Carriazo.
Tomásen cuando los vio reconoció a su padre, a los dos criados y al padre de
CarriazoEl caballero llamó al huésped y le dijo que venía a quitarle una prenda suya de hace mucho tiempo y para ello traía unos trozos de una cadena, un pergamino y mil escudos de oro. Él le contestó que la prenda que le quería quitar estaba en casa pero no el pergamino y los trozos de la cadena para comprobarlo, que tuviera paciencia, que en un momento estaría allí. En esto llamo al Corregidor y se lo contó todo. En cuanto llego, con el pergamino y los trozos de cadena en la mano, abrazó a don Juan de
Avendaño y después a don Diego de
Carriazo sacaron los trozos del pergamino, que juntos decían: ESTA ES LA SEÑAL VERDADERA, y los trozos de la cadena. El Corregidor preguntó si era posible saber quien eran los padres de la
hermosísima prenda. El padre soy yo, respondió don Diego, y la madre ya no vive.
Después de explicarlo todo don Juan de
Avendaño y don Diego de
Carriazo se encontraron con sus hijos. El Corregidor llamó a
Constanza y le dijo quien era su padre realmente. Todos subieron al coche del Corregidor y fueron a su casa. Allí decidieron que
Constanza se casará con
Avendaño y
Carriazo con la hija del Corregidor de Toledo.